“El séptimo día del mes del Targelión (hoy nosotros decimos de abril) murió Homero en Samos, Grecia” asevera el autor de esta novela, y la leyenda del aedo cuyo lugar de nacimiento reivindican siete ciudades, perdura incólume luego de milenios de su muerte.
Si Homero escribió o no La Iliada, la Odisea y otros poemas épicos, seguirá siendo tema de debate entre eruditos e historiadores. Este libro reivindica la existencia del autor de tan magnas obras.
El mismo Homero es quien a partir de la narración de su vida y la explicación de su obra, defiende su ser, su existencia, identidad y autoría de sus escritos aquí. Capítulo tras capítulo el poeta más grande de humanidad cuenta a sus hijas lo general y particular, lo íntimo y lo público de su vida, como lo hace cualquier padre amoroso por legado de existencia.
En la historia, la filosofía, la política, la religión, los mitos y leyendas, el arte y la cultura popular griega arcaica y clásica se basa el entorno de “El ciego que nació en siete ciudades” y en tal sentido el lector tiene en sus manos una novela histórica; el resto es ficción, lo que hace que Homero y los personajes de su tiempo nos sean tan sencillos y accesibles.
El día a día de hace más de dos mil años cobra actualidad en esta novela. Homero se nos presenta como el más humano de los poetas, y si nos conmueve y emociona tanto es porque al leer las confesiones intimistas de sus peripecias reconocemos nuestra vida cotidiana y sentimientos comunes a nosotros mismos.
Somos herederos en gran parte del pensamiento griego y esta autobiografía apócrifa nos aproxima de manera amena a uno de nuestros mayores clásicos, al “cantautor” -como se dice hoy- más grande de la historia de la humanidad.